Elvira Lindo: «Las librerías se han convertido en algo fundamental en nuestras vidas»
La Biblioteca Regional Joaquín Leguina acogió ayer la ceremonia de entrega del Premio ‘Libro del Año’ que en sus diferentes categorías concede el Gremio de Librerías de Madrid. El acto contó con la presencia de Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid y miembros de la Subdirección General del Libro. Las medidas anticovid no restaron brillo al evento.
Las obras ganadoras de la presente edición han sido: A corazón abierto, de Elvira Lindo, publicado por Seix Barral, Mejor Libro de Ficción; Madre Medusa, de Kitty Crowther, publicado por Ekaré, Mejor Álbum Ilustrado; El infinito en un junco, de Irene Vallejo, publicado por Siruela, Mejor Libro de Ensayo; El Buscón en las Indias, de Juanjo Guarnido y Alain Ayroles, publicado por Norma Editorial, Mejor Cómic; y el poemario publicado por Sexto Piso, What’s in a name, de Ana Luísa Amaral, consiguió el galardón en esta categoría.
El ‘Premio Leyenda’, galardón que reconoce la labor de una persona o institución que se haya destacado por su apoyo a los libros y a las librerías, ha recaído este año en el escritor y periodista Juan José Millás (Valencia, 1946).
Cómic y álbum ilustrado
El primero de los premios entregados fue el de la categoría de Cómic por parte de Jesús Marugán, de la librería Akira Cómics y miembro del jurado de la obra premiada —El Buscón en las Indias, de Juanjo Guarnido (Granada, 1967) y Alain Ayroles (Lot, 1968) perteneciente al catálogo de Norma Editorial. En opinión de Marugán, este cómic «es una estupenda forma de que un adolescente pueda acercarse a una serie de narrativas que no le parecerían interesantes hasta llegar a la edad adulta».

Los galardonados, Juanjo Guarnido (dibujo) y Alain Ayroles (guion), agradecieron el reconocimiento a través de un vídeo. Para Guarnido, este trabajo ha significado un punto y aparte en su carrera y se confesó emocionado por la acogida que está teniendo esta obra. Por su parte, Alain Ayroles dijo: «son ustedes, los libreros, los primeros en garantizar el éxito de nuestros libros. Sé que en estos tiempos de pandemia su trabajo no es fácil».
El álbum ilustrado ha sido la segunda categoría premiada por el Gremio de Librerías de Madrid. Su ganadora, Kitty Crowther (Uccle, 1970), reflexiona sobre la maternidad en Madre Medusa (editorial Ekaré, traducido por María Carolina Concha). Ella ha firmado tanto el texto como las ilustraciones. La protagonista de esta metáfora del amor maternal y el instinto absoluto de protección, es una mujer con una personalidad peculiar que vive un tanto “fuera de la sociedad”. A Crowther le interesaba contar cómo evolucionaría la vida de un hijo con una progenitora de esas características, tal y como explicó en el vídeo proyectado durante la ceremonia de entrega al tiempo que agradecía el reconocimiento.
Defensa activista
«Yo no quería escribir un libro sobre mis padres. Tampoco quería hacer ninguna confesión; yo quería convertirlos en personajes de novela (…) porque merecía la pena su historia», dijo Elvira Lindo (Cádiz, 1962) al referirse a su novela A corazón abierto que le ha hecho merecedora del Premio ‘Libro del Año’ en la categoría de Ficción y que recibió de manos de Pablo Bonet, secretario del Gremio de Librerías de Madrid.
Se mostró muy agradecida no solo por haberlo ganado, sino por todo el esfuerzo realizado por las librerías durante el confinamiento y desescalada para estar cerca de los lectores. Los sucesivos encuentros virtuales y todas las acciones de difusión puestas en marcha por aquellas durante ese tiempo, contribuyeron a hacer que su libro tuviera el recorrido que merecía y consiguieron neutralizar la desolación que le invadió, dado que su salida coincidió con el comienzo de la cuarentena.

Para la creadora de Manolito Gafotas, «las librerías se han convertido en algo fundamental en nuestras vidas». Compartió el recuerdo del día que abrieron las librerías de Madrid tras el confinamiento. Para ella fue muy emocionante constatar que «no solo sirven libros, no solo venden estas historias que nosotros escribimos, sino que crean comunidad, y no solamente una comunidad de lectores muy fieles, a veces son lectores casuales, hacen vida de barrio, pertenecen al comercio de barrio, pertenecen a lo local, y eso es lo que de una manera muy activista tenemos que defender».
Irene Vallejo: «Las librerías representan el buen uso de la lentitud»
A Enrique Pascual, presidente del Gremio de Librerías de Madrid, le correspondió hacer entrega a Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) del Premio ‘Libro del Año’ en la categoría de Ensayo por El infinito en un junco. «Infinitas son las gracias que te queremos transmitir los libreros por haber dedicado parte de tu vida a regalarnos esta maravilla», manifestó. «Tu libro, Irene, demuestra que los amantes de los libros somos legión y que vamos a seguir aquí por mucho tiempo. En un año tan difícil, en el que parece que todo se desmorona, encontrarnos con el fenómeno de El infinito en un junco nos llena de esperanza e impulsa de nuevo nuestras velas», añadió el presidente de las librerías de Madrid.

Asimismo, quiso hacer balance y agradecer el apoyo recibido por las librerías durante este año, tanto por parte de los lectores como de las instituciones. Encabezó la relación de logros destacando que ninguna librería de Madrid había tenido que cerrar a causa de la pandemia. La inyección recibida por la compra de las bibliotecas, por valor de 3 millones de euros, así como las ayudas destinadas a la formación específica del personal de las librerías son producto, en su opinión, de la conjunción de dos factores: «la voluntad política y la determinación de las personas que trabajan por nosotros en la Administración».
Irene Vallejo también dedicó palabras de elogio a las librerías como verdaderas protagonistas del acto al tiempo que confesó su fascinación por el premio. Según su misma autora, El infinito en un junco nació de la fascinación por esos océanos de palabras que son las librerías y trata de ser un apasionado homenaje a sus insustituibles fareros que son los libreros. “Farmacéuticos de libros” y “jardineras de palabras” fueron otras de las denominaciones escogidas por la escritora zaragozana para referirse a «estos espacios de ocio, pero también de crítica y de resistencia que representan el buen uso de la lentitud».
Y finalizó su intervención diciendo que «en este siglo XXI, que también está teniendo sus batallas de ideas, las librerías son avanzadilla de pensamiento y puestos de avituallamiento que los lectores críticos necesitan. Que nunca nos falten».
La poesía como tierra de nadie
What’s in a name, de Ana Luísa Amaral (Lisboa, 1956), ha sido el mejor poemario de esta edición. Su editor, Santiago Tobón (Ed. Sexto Piso), lo ha recogido en nombre de su autora que también agradeció el premio a través de un vídeo.

La poeta portuguesa no escatimó en elogios para su traductora, Paula Abramo, porque, según ella, «traducir un poema es siempre una negociación de pactos e infidelidades. Es embarcarse en un viaje entre océanos donde todo es ofrecido y posible, todo menos el error, que no debe confundirse con libertad». Amaral prosiguió su discurso diciendo qué es para ella la poesía. «Puede ser para mí una infinidad de cosas», advirtió, «piedra de toque de revoluciones, un camino hacia el conocimiento entre espacios de vacío, también un pliegue, el tiempo de la lengua, o una lengua que tiene relación con los muertos y con los que aún no han nacido, situada entre el pasado y el futuro», llegó a decir la poeta, hasta afirmar que «todo es poetable, desde una castaña a una cebolla, hasta una galaxia o el universo, una patria dentro de patrias, como lo dice tan maravillosamente Antonio Gamoneda. Ana Luísa Amaral concluyó su intervención asegurando que la poesía es también para ella «una tierra de nadie, pero con gente y muchas cosas dentro».

Juan José Millás, de la farmacopea a la literatura
«Felicidades a las librerías por resistir». Esas fueron las primeras palabras pronunciadas por Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura y Turismo de la Comunidad de Madrid antes de hacer entrega del Premio Leyenda a Juan José Millás. También narró su experiencia como lectora durante el confinamiento y la importancia de aprovisionarse de lecturas en las librerías de barrio, «esos reductos de libertad, de pensamiento, de encuentro que humanizan nuestras ciudades». Se mostró orgullosa, además, de conseguir «un Acuerdo Marco que nos va a permitir gastar en 4 años 8 millones de euros en las pequeñas librerías».
Juanjo Millás hizo gala de su peculiar sentido del humor y deleitó al auditorio que este año tuvo que restringir su aforo al 50%, como marcan las autoridades sanitarias. Confesó que recibía el premio «con la satisfacción con la que un hipocondríaco de toda la vida lo recibiría de los farmacéuticos a su trayectoria» porque ha sido, y es, un lector enfermizo: sus primeras lecturas fueron las de los prospectos de las medicinas que tomaba su madre. Fue así como aprendió el valor de la letra impresa y «también los rudimentos del pensamiento paradójico que tanta importancia tendrían luego en mi escritura», añadió.
Compartió también el primer recuerdo que tiene de su primer contacto con una librería. Era la de su barrio y a la que luego ha sumado otras muchas, tanto de España como de otros países. «Allá donde uno veía el escaparate de una librería, tenía la sensación, por lejos que hubiera viajado, de haber llegado a casa», afirmó. Son precisamente las librerías las responsables de que haya conseguido ser lector, condición que considera como «un chollo inmenso, una fortuna inexplicable, un regalo de los dioses». Imán para la gente rara, espacios para hacerse con cargamentos de lectura, lugares de reunión con hermanos lectores todos ellos tocados por un tipo de vulnerabilidad semejante… Todo eso representa para Millás una librería.

El escritor y periodista valenciano, que ha recibido numerosos reconocimientos y otros premios —entre los que se encuentran algunos de los más importantes de España, como el Nadal (1990), el Planeta (2007) y el Nacional de Narrativa (2008)—, terminó sus palabras de agradecimiento al Gremio de Librerías de Madrid por haberle concedido el Premio Leyenda en su XIII edición. Se atrevió incluso a decir que «este premio es quizás el más merecido de los que se han entregado este año en cualquier ámbito», que si alguien lo merecía era él por la devoción profesada a las librerías y a las personas que las dirigen, «capaces de prescribir títulos y autores para todas las edades y para todas las patologías, con precisión de peritos en las necesidades del espíritu. Pues eso son en realidad los libreros y las libreras, especialistas en las glándulas del alma», concluyó Juan José Millás.
En esta ceremonia de entrega de premios no faltaron menciones a las obras finalistas con las que hay creada una estantería en la plataforma todostuslibros.com.
Como en la edición anterior Samuel A. Omeñaca, obró como maestro de ceremonias.
Estos galardones no están dotados económicamente, pero premian a los ganadores con una estatuilla diseñada en el taller de Pep Carrió.
Fotos © Sergio Cadierno
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