La escritora madrileña inaugura el ciclo de encuentros con librerías que se desarrollarán a lo largo del año
A menos de una semana de que vea la luz su nueva novela, Almudena Grandes (Madrid, 1960) ha protagonizado hoy el primero de los encuentros que van a tener lugar en la sede de la Asociación de Librerías de Madrid este año. El objetivo es brindar la posibilidad de acercar a más establecimientos figuras relevantes dentro del panorama actual de nuestra literatura.
Ante un nutrido grupo de representantes de librerías agremiadas, y acompañada por su editor, Juan Cerezo, la ganadora del Premio Nacional de Narrativa 2018 ha presentado La madre de Frankenstein, quinta entrega de la hexalogía “Episodios de una Guerra Interminable” y en la que retrata la década de los años 50 en España, la década sin esperanza, según Grandes. Inició este proyecto narrativo en 2010 y con sus títulos ha cosechado varios galardones, como el de la Crítica de Madrid, el Elena Poniatowska y el Sor Juan Inés de la Cruz, aparte del Premio Nacional de Narrativa hace dos años. Además, han sido traducidos a más de diez idiomas.
“Yo seré una autora importante para las librerías de Madrid, pero las librerías de Madrid son muy importantes para mí”. Esas fueron las primeras palabras pronunciadas por Almudena Grandes antes de pasar a describir a Aurora Rodríguez Carballeira, personaje principal de La madre de Frankenstein. La escritora confesó haber vivido 30 años impresionada por la historia clínica de esta famosa parricida que descubre en un libro del psiquiatra Guillermo Rendueles aparecido el mismo año en que publicó su primera novela (Las edades de Lulú, 1989). Estuvo ingresada 20 años en el manicomio de mujeres de Ciempozuelos y, según la autora, de no haber visto su vida truncada por la enfermedad, hubiera encarnado los valores de la nueva mujer de la época destacando por su inteligencia y su espíritu emprendedor.
Inspirado en la figura del neurólogo, psiquiatra y escritor Carlos Castilla del Pino, Almudena Grandes crea otro de los personajes clave de la novela: Germán Velázquez, joven psiquiatra que vuelve a España tras haber vivido 15 años en Suiza y se encuentra con la devastación que significó la posguerra. A través de una mirada ingenua reconoce al país que dejó antes de su marcha precisamente en el manicomio. Allí se reencuentra con Aurora Rodríguez Carballeira a quien conoce desde los 13 años por haber sido paciente de su padre.
El triángulo se completa con María Castejón, auxiliar de enfermería y a quien la parricida enseñó a leer de niña porque toda su vida transcurre en el interior del manicomio. “Nació con el don de hacerle la vida fácil a los demás”, según palabras de su creadora en referencia a este personaje, “he escrito sobre ella como si hubiera una voz que me dictara lo que tenía que poner”.
La madre de Frankenstein “es una novela es homenajes íntimos”, afirmó Almudena Grandes, así como a destacadas obras de la literatura que han dejado un poso en su escritura, como Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós, y a Tea rooms, de Luisa Carnés.
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